Una reciente expedición deportiva al volcán Llullaillaco, que hizo cumbre el pasado 27 de diciembre y estuvo integrada por los montañistas Javier Echenique, Julieta Balsa, Ramiro García e Ignacio Carral, observaron y denunciaron una gran cantidad de basura en el volcán. Estos experimentados deportistas siempre colaboran aportando datos sobre el patrimonio cultural y natural de nuestra cordillera y en esta ocasión nos acercan una lamentable noticia, los campamentos altos del volcán Llullaillaco están llenos de botellas plásticas vacías y llenas. Además, en el Portezuelo del Inca, a 6.500 metros alguien utilizó el sitio arqueológico como baño. La denuncia está muy bien, pero la acción mucho mejor, pues estos montañistas tomaron la iniciativa de bajar la basura consistente en más de 40 botellas plásticas.
Esto es una vergüenza y nos debe llevar a la reflexión. A esta altura no importa quienes fueron ni en qué contexto se dio, ya sean expediciones deportivas o comerciales, lo cierto es que debe servir para tomar conciencia y evitar que ocurra en esta o cualquier montaña o lugar. Seguramente las expediciones comerciales venden un producto con el plus que tiene el Llullaillaco como montaña que otrora fue adorada por los Incas; posiblemente la misma motivación pueden tener las expediciones deportivas. Sin embargo parece ser que la motivación se les desvanece pronto cuando están en el lugar y al retirarse es más cómodo dejar la basura que transportarla. Ya sean montañistas deportivos o guías con clientes la actitud es reprochable y deberían dedicarse a otra actividad.
Desde el Programa Qhapaq Ñan estamos trabajando en la elaboración de un Plan de Manejo para el volcán Llullaillaco, pero la experiencia nos indica que ni las multas sirven para este tipo de personas que ven a la montaña solamente como un medio para satisfacer su ego o su bolsillo. Lo que hace falta es EDUCACIÓN y claro, eso será un proceso largo y tortuoso, pero sin dudas es el mejor camino. No sé si nuestra generación verá los resultados de gente educada que deje las montañas tal cual estaban y mejor; montañistas que no dejen huellas ni rastros de sus pasos, montañistas que vean a la montaña como un fin para satisfacer lo más sublime de su interior y respeten a la naturaleza y a la cultura intrínseca.
Agradezco a Julieta, Javier, Ramiro e Ignacio por la acción realizada y ojalá sirva esto para poder generar conciencia.
Christian Vitry
Montañista
Director del Programa Qhapaq Ñan